La Última Puerta: Preparándonos Para El Viaje Final
Un antiguo himno nos enseña a vivir y morir con dignidad.
Era medianoche. El monje se arrodilló en su celda y susurró:
“Τον νυμφώνα σου βλέπω, Σωτήρ μου, κεκοσμημένον και ένδυμα ουκ έχω, ίνα εισέλθω εν αυτώ· λάμπρυνόν μου την στολήν της ψυχής, Φωτοδώτα, και σώσον με.”
Traducido, dice:
"Veo tu cámara nupcial adornada, oh Salvador mío, pero no tengo ropa para poder entrar en ella; ilumina la vestidura de mi alma, oh Dador de Luz, y sálvame."
Este verso, parte del Exaposteilarion en la liturgia ortodoxa, resuena a través de los siglos. Nos habla de una verdad universal: todos enfrentaremos nuestra última puerta.
Los estoicos veían la muerte no como un final trágico, sino como una transición natural. Marco Aurelio escribió: "No es la muerte lo que debes temer, pero sí debes temer nunca comenzar a vivir."
En este himno, la "cámara adornada" simboliza esa última puerta. La "ropa" que nos falta representa nuestra preparación para la transición.
Séneca lo expresó así: "Toda la vida es una preparación para la muerte." Vivir bien es prepararse para morir bien.
El himno continúa:
"Ilumina la vestidura de mi alma, Dador de Luz, y sálvame."
Esto es un llamado a la sabiduría y la pureza interior que nos permiten enfrentar nuestro final con serenidad.
¿Cómo podemos "iluminar la vestidura de nuestra alma"?
Practicando la virtud día a día
Siendo amables con los demás y con nosotros mismos
Reflexionando sobre nuestras acciones y pensamientos
Este himno nos recuerda que la vida es preciosa precisamente porque es finita. Nos insta a vivir de manera que, cuando llegue nuestro momento, estemos listos.
El mensaje es claro: vive de tal manera que, cuando llegues a esa última puerta, estés listo para cruzarla con gracia y paz interior.
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~ El Griego Estoico